Un aborto y un adiós


Desperté algo aturdida por lo que acababa de soñar.

Estaba yo, en algún lugar, un poco viejo, un poco olvidado, con un camisón o un vestido,
y un intento de bebé muerto siendo expulsado de mi cuerpo.

—Ummh, qué raro —fue lo único que pensé y lo olvidé al instante.

Seguí mis lamentables rutinas de siempre antes de levantarme de la cama. No recuerdo si pasó antes o después de desayunar. Ya ni recuerdo si fue el 18 o el 19 de abril. Supongo que fue el 18, creo que sí. La fecha no debería olvidarla, ¿no? si es que me importabas, si es que te quería.

Pero así soy yo, así éramos, y por eso rompimos.

Seguías molesto conmigo por no cumplir los acuerdos, y a mí qué más me daba. Lo siento, pero a veces eres muy exquisito y no puedo con eso. Quieres más, y no es porque no pueda, porque puedo y mucho, pero no quiero. Lo siento, no quiero. De tantos errores que he cometido ya me sé todas las lecciones. Y ya me cansabas, ¿eh?

Anda al psicólogo. Entrégate a la policía. Viola a alguien. No lo sé.

>SOÑAR CON UN ABORTO.
>Buscar.

>Resultado: Fin de un periodo en tu vida.

Y qué rápido, y qué efectiva yo para estas cosas. Así, previniendo lo que sucedería algunas horitas después.

>Bloquear.


Y no. No estoy triste. Ayer quizá un poquito. Porque éramos buenos amigos. Congeniábamos mucho y bien. Raros. Enfermos. Tóxicos.

Éramos y ya.

Comentarios